Party in NYC
- anacasajus
- 28 ago 2015
- 4 Min. de lectura
Desde hace varios días, tenía muchas ganas de ir de fiesta por NYC. Raquel, la otra española que he conocido, Yari (mexicana) y Lina (Colombiana), nos propusimos salir por NYC el pasado viernes. Pero no era consciente de lo que me esperaba...
Llegamos a NYC tras el tren de casi una hora que tengo que coger desde mi casa. Nos dirigimos a la estación de autobuses para esperar a las otras dos chicas... y al final casi estuvimos esperando una hora. Cuando llegaron, cogimos un taxi que nos llevó a la zona de Clubs de Manhattan. Estaba lleno de gente haciendo cola para entrar. Me sorprendió la zona, muy vieja y nada más que clubs en las 4 calles.
Para entrar a los clubs, es necesario tener 21 años, y nos piden el carne o en este caso el pasaporte cada vez que quieres entrar a algún sitio. Decidimos entrar en un bar a tomar algo antes de ir a la discoteca, y mi primera sorpresa de la noche, fueron los 11$ de un vozka con limón, en un vaso hiper pequeño. Una clavada, pero por lo menos estaba rico. Ya que una vez entré al club, me cobraron 10$ por lo mismo, pero era agua, sin ni una gota de alcohol, y eso que había pedido también vozka con limón. Podría decirse que me timaron jaja
Y ya hicimos la cola para entrar al club: Brass Monkey. Aluciné con las colas del resto de discotecas. Era necesario ir bien arreglada y con tacones. Pero... me rio de lo que es ir bien arreglada en los Estados Unidos. No tienen ni un poquito de gusto al vestirse, tanto chicos como chicas. Las chicas parecían o barriobajeras o putas, enseñando todo lo que podían enseñar. Esta fue mi segunda decepción de la noche, el gran postureo de la Ciudad de New York. Todas entraban con tacones, que desaparecían al entrar a la discoteca. El club no estaba mal, tenía una terraza arriba del todo, y otras 3 salas más. No era excesivamente grande, pero estaba bien organizado, con porteros en cada esquina de la discoteca para que no hubiera aglomeraciones. Me sorprendió y esta vez para bien, que hubiera empleados que se dedicaran a recoger los hielos o copas que se caían al suelo. Iban con una linternita buscando qué recoger. En esto quizá en España sí que se podría mejorar.

Más adelante, llegaron mi tercera y cuarta decepción: la música y los bailes. Empezando por la música, diré que es imposible de bailar. Como echo de menos la música machupichu que tanto me gusta de las discotecas y bares españoles. Era todo R&B, o música de negros como dicen aquí. Hasta el super momentazo, del "Dazacuduro!" como me acordé de mi hermano y de la fiesta de su boda con Rebeca. Sin duda, fue el mejor momento de la noche, pero qué pena que solo durase los 2 minutos de la canción. En seguida volvieron a poner esa música horrible imposible de bailar. Y aquí enlazo mi cuarta decepción, cómo bailan los americanos, o mejor dicho, no bailan. Ni tías ni tíos, simplemente, restriegan todo su miembro a otra persona. Sí sí, y eso que yo pensaba que en España ya se bailaba así, pero en USA, elevado al 200% y sin ningún tipo de pudor.
Y sin querer, llegamos a mi 5º decepción de la noche: los morreos entre americanos. Babosos, bailando, arrimando cebolleta....vamos que un poco más y les dejamos la pista de baile para hacer hijitos. Muy muy muy descarado, y todos besandose con todos, si me lio con una al segundo me lio con tu amiga.
Dicho esto, no sabéis lo orgullosa que estoy de la fiesta española, y de nuestra música Electrolatina jajaja
Pero aquí no acaba el show: mi última decepción, los tíos. Pesados, feos, no se les entendía nada, tocones, demasiado directos, maleducados... Uno me vino y me dijo: tienes miedo de hablar conmigo? y yo...mmm no, simplemente no me interesa hablar contigo. Esa es la actitud que tuve que tomar. Ser una absoluta borde con ellos, venían y directamente les decía: "bye bye". En serio, super pesados. Me dio la impresión de que tanto los tios como las tias americanas, son facilones, que si quieres liarte con alguno, tranquila, que hay millones donde elegir. ¿qué tipo de sentido y emoción tiene eso? Ninguna.
Tras mucho mirar el reloj, y tener unas ganas inmensas de irme ya de ese lugar, encendieron las luces de la discoteca y salimos a unas escaleras a cambiarnos los tacones y bajarnos del pedestal. Y ahí apareció mi 6º decepción de la noche: La rata de NYC!!!! Como locas españolas nos pusimos a gritar, tras la asquerosidad de la ciudad, ratas por los clubs... y así es como decidimos volver a coger el taxi dirección a la estación de autobuses de nuestras amigas.
Una vez allí, teníamos que esperar aproximademente 3 horas para coger nuestro tren y volver a casa sanas y salvas.... y de repente, llegaron dos chicos preguntando por su autobús. Un californiano y un filipino, que al final se quedaron hablando con nosotras hasta que cogimos el tren. Sin duda: lo mejor de la noche, muy majos, sin malas intenciones, y chicos a los que entendíamos perfectamente. Fueron las 2 mejores horas de la noche. Y menos mal. Nos fuimos a desayunar, y me zampé un delicioso croisant con huevo, bacon y queso.... estaba buenísimo por tan solo 5$. Mi segunda alegría de la noche. Poco a poco la cosa iba mejorando.
Raquel y yo ya nos marchamos a nuestra estación y cogimos nuestro tren. Dormidas y con sustos al despertar por si nos pasabamos de parada. Una vez en short hills, me morí de frío durante 20 minutos andando hasta casa.... pero por fin, la noche en NYC había terminado.
Ojalá, la próxima vez, los tíos no sean tan pesados, y la música mejore. Seamos positivos, no todos los clubs tienen por qué ser iguales.









































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